Un paraplejico caminara e inaugurara el Mundial de Brasil Blatter expresa su deseo de seguir al frente de la FIFA Sao Paulo garantiza el Metro durante la apertura del Mundial Los bomberos habilitan el Arena Corinthians para el Mundial

 

Si todo sale bien, el jueves se inaugurará el Mundial de Brasil con una demostración única: una persona parapléjica se levantará de su silla de ruedas, caminará unos 25 metros y chutará el balón desde el centro del campo. Lo hará con la ayuda de un nuevo exoesqueleto controlado por el cerebro que un equipo de más de 100 científicos terminó a marchas forzadas para poder mostrarlo al mundo en la inauguración del campeonato. 

La cita será en el estadio Arena Corinthians de São Paulo, minutos antes de las cinco de la tarde hora local. Los 70.000 asistentes y decenas de millones de personas más podrán ver la que probablemente sea la inauguración de un Mundial con más ciencia de toda la historia.

El proyecto, conocido como Walk Again Project (andar de nuevo), fue adoptado por Brasil como una de sus mayores apuestas científicas de los últimos años. Su máximo responsable es el neurocientífico brasileño Miguel Nicolelis, que, sin embargo, trabaja desde hace años en la Universidad Duke (EEUU). El Gobierno de Brasil quería mostrarlo al mundo de que su país no es sólo fútbol y samba y, en enero de 2013, eligió financiar el proyecto de Nicolelis para hacerlo.

El exoesqueleto emula el sistema nervioso humano. Para usarlo hay que enfundarse un aparato de unos 70 kilos de peso y casi 1,80 metros de alto que conecta el cerebro con los engranajes que sirven de piernas y pies. Cuando el voluntario piensa en levantarse, el ordenador que lleva incorporado identifica la señal emitida por su cerebro y pone en marcha el robot. Mientras camina, otros sensores bajo los pies sienten el suelo y envían señales vibratorias a los brazos.

La idea es que, a fuerza de usar este sistema, el voluntario acaba identificando esa vibración con la sensación de pisar el suelo. “Es como si adquirieses un cuerpo nuevo, como si estuvieses aprendiendo a andar otra vez, literalmente”, explica Nicolelis en la web oficial del Gobierno de Brasil para el Mundial.

El objetivo es mostrar al mundo que la robótica y los llamados interfaces cerebro-máquina han avanzado de forma espectacular en los últimos años. Nicolelis es un experto en el tema y autor de experimentos que hubieran parecido ciencia-fición hace pocos años. En 2003, logró que un mono manejase un brazo robótico con su cerebro. En 2008, consiguió con implantes cerebrales que otro primate en EEUU moviera un robot humanoide instalado en Japón, simplemente transmitiendo en tiempo real las señales que salían de las neuronas. Ahora llega el momento de probar parte de estos avances en humanos, en el ensordecedor ruido de un estadio y con medio mundo mirando.

El exoesqueleto de Nicolelis se llama Brasil Santos Dumont, en homenaje al pionero de la ingeniería y la aviación brasileña. Los detalles sobre su funcionamiento, componentes y nivel de control en tiempo real son un misterio. Sí se sabe que Nicolelis tuvo que abandonar su idea original de usar implantes cerebrales, que requieren cirugía, en parte por las prisas de tenerlo todo listo para la inauguración.

En su lugar usará una especie de casco con electrodos que lee el electroencefalograma (EEG) del voluntario. Este es un sistema válido para leer la actividad cerebral, aunque mucho más tosco que los implantes. Las ondas captadas corresponden a miles o incluso millones de neuronas, en lugar de unas cuantas, lo que hace que las órdenes posibles sean muy básicas: andar, detenerse, chutar. Fuera de eso será la máquina y no el cerebro el que actúe, según los expertos consultados.

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